Continúo esta historia con una parte ya algo más esclarecedora, que hará vislumbrar tópicos típicos a aquellos más avezados (risas varias). Espero os guste.
Linkillo, tan cabrito como siempre...
«Pero no puedes culparlo por ser un ignorante» dijo Ashriel, «ellos no pueden saber qué es verdad y qué no.»
«Siempre se ha dicho La Verdad, desde el principio de los tiempos. Siempre se ha loado Su gloria. Siempre ha habido un único hacedor.»
«Él vio El Cubo. Menoth vio el fruto de la vida, y vio quién se sentaba en el trono, allá en el cielo»
«¿Por qué tienen que ser tan cortos de miras? ¿Acaso no entiende que nos lo está complicando todo? Además, se permite ser un cínico; se ríe de cosas que ni siquiera comprende.»
«Menoth es sólo un profeta, sólo cuenta lo que ve. Lo único, que no es demasiado inteligente. Pero algún día verá la luz. Hasta él mismo lo sabe.» Ashriel tensó su arco. Una única saeta voló hacia la tierra.
«Pero, ¿por qué tendríamos que proteger también a su esposa? Cada vez entiendo menos las órdenes»
«Él la ama; es su esposa»
«¿Es que no has aprendido nada? Eso no es significativo mas que
en contadas ocasiones»
«Bueno... ella es más sensata, le aleja de la pretensión y de la
soberbia. Ella es importante.»
«Pero el profeta es él, no ella.»
«¡Él la ama!, ella es lo más importante para él, y él sabe que ella
no cree en lo que afirma. Ella cree en un único Creador.»
«Ni su amada lo cree cuerdo...»
«Y aún así permanece junto a su amado». Ashriel quiso por un
momento golpear a Mebahel. «Tú no dejarías que un hermano
cayera»
«Pero sí le haría ver cuán craso es su error, sin duda alguna.»
«¡Ella no quiere hacerle daño!, no quiere decirle cuán equivocado está, pero permanece a su lado para cuando abra los ojos.»
«¿Por qué insistes tanto en esto? Sabes tan bien como yo que no
tiene ningún sentido.»
«Porque es amor, Amor Verdadero y puro.»
«Nosotros sabemos qué es el amor; amo a pade, y también os
amo...»
«No es esa manera de amar.»
«El de padre no tiene mesura.»
«El hombre nunca amará como Él. El hombre ama con la mente y el cuerpo, no sólo con el espíritu. El hombre es capaz de amar con cada parte de su ser, de un modo que nadie comprende; y sólo puede amar así a una persona en toda su efímera existencia.»
«Eso no puede significar nada bueno», pensó Mebahel con extrañeza. «Eso sólo puede ser una locura malsana; de todas formas, nunca podremos sino especular, ¿no?»
Ashriel suspiró, intentando ocultar la desesperación que sintió en ese momento. «Supongo, hermano.»
«¿Qué es eso?» dijo Mebahel alarmado.
«¿El qué?» preguntó Ashriel.
«¿Acabas de derramar una lágrima?» inquirió.
«¿Cómo...?» por un instante, el miedo tocó a Ashriel.
«¡Oh!, sólo me debió de parecer, pues. No te preocupes. Será por esta conversación. No discutamos más.»
«De acuerdo», disimuló Ashriel.
«Sabes que te amo», bromeó Mebahel.
Ashriel le acarició el brazo, y dijo: «y yo». Por un momento se lamentó de haberlo hecho. Intentó que su hermano no viera cómo más lágrimas manaban de su ser. El dolor que acababa de conocer le hizo pensar que aquello que sentía no podía, de ningún modo, estar bien.